Urgencias

Podemos a lo largo de nuestra vida inconscientemente mantener una predisposición de «colocarnos» ante el mundo con un posicionamiento de responder ante él con:  «el mundo es un lugar peligroso», y desde ahí ir construyendo escenarios de catastrofismo en todas las areas de nuestras vida: laboral, familiar, social, personal…, con los contenidos más diversos.

Puedes lidiar con un escenario de catastrofismo en concreto, aunque si no abordamos la forma en que eso se ha estructurado, los contenidos se van a ir variando en formas infinitas, ya que la capacidad de imaginar es practicamente ilimitada.

Ahora bien, no todos los avisos que recibimos responden al patrón que antes he mencionado, y algunos de ellos sí pueden ser muy útiles ya que si que están avisando de una situación «real» a la que he de atender. Y suele ocurrir que muchas personas, todas estas señales de atención las suelen desatender a la menor llamada. Es como si una alarma de incendios la desactivo porque me irrita su sonido, aunque no presto atención al fuego del que me está previniendo.

También puede ocurrir una mezcla de ambas que nos entrenemos en construir escenarios muy negativos, a la vez de no atender a las cosas que sí que merecerían una atención. Por lo que es muy fácil encaminarme a situaciones de intervención «urgente».

Estas situaciones de «intervención urgente» son las que nos exigimos a nosostros mismos, y a las personas a las que se las solicitamos. Puedes tener la falsa comprensión que de «repente» te has encontrado dentro de un rio, en el que no tienes la habilidad de nadar y solicitando la ayuda de aquel que pasa por la orilla. Esta persona puede optar por lanzar un salvavidas y para él funcionará como solución urgente.

La cuestión se desdibuja cuando solicitamos al otro, no sólo que nos lance el salvavidas, sino que al salir del rio me encuentre completamente seco y sin la menor secuela, con la habilidad de nadar incluida, en una espacio de «ya».

Si no quieres volver a encontrarte en la situación habrás de aprender la habilidad de nadar, así como comprender cómo has llegado a caer en el rio, qué proceso siguió el transcurso del hecho, qué señales de peligro no atendiste, cómo puedes hacerlo de una forma útil para tí…De lo que estoy hablando son de «procesos en el tiempo» y también se sensibilizarnos a vivir desde la comprensión de nuestra vida, conductas, acontecimientos, no como cosas fijas estáticas que de la noche a la mañana han cambiado, sino como procesos en los que hay implicados muchos ingredientes.

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