Frases Impracticables

Esta mañana habia en Facebook una entrada en la que la autora del perfil quería exponer una frase atribuida al alemán Goethe y que venia a decir lo siguiente: «Todos los días deberíamos oir un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible decir algunas palabras sensatas», supongo que con la mejor de las intenciones e indirectamente llamando al «cultivo cultural personal», nada que objetar.

Mi «pero» es que este tipo de generalizaciones son muy fáciles de refutar, aunque es más complicado que las personas en general adquiramos esa habilidad, ese hábito; ya que cuando pensamos en ello de forma realista con la frase en cuestión -entre otras cosas- suceden dos, que ahora quiero resaltar:

Está constuida a base de experiencias subjetivas «buena música», «buena poesía», «hermoso cuadro» y «palabras sensatas». Alguien empeñado en el cultivo de mi persona, podría ponerme de buena mañana regeaton (música sublime para él), leerme poemas de Fernando Arrabal (para él poeta espléndido hasta cuando está  sobrio), llevarme a ver una obra de Tapies (para él un pintor de una profundidad que ni el abismo del oceano) y pasarme un artículo de Mónica Oltra (para él política de una sensatez por encumbrar); y aseguro que mi «cultivo personal» no sé si llegaría, aunque la tortura estaría garantizada. Es decir, que la música, poesía, pintura o palabras, no encierran en sí, un valor absoluto, sino la respuesta personal a ese estímulo, y como tal no lleva implicito que se produzca un «cultivo personal», que estaría un paso más allá de la primera intencionalidad.

En segundo lugar, si esto lo hacemos diariamente, y casi como un dogma de imposición, muy fácilmente se puede convertir en una tarea bastante ingrata, e incompatible con otras atenciones que la vida diaria hemos de atender de forma bastante más urgente que buscar la poesía o el cuadro, con el que supuestamente vamos a trascender. El biberon del niño no espera, ni el metro nos esperará para que completemos la audición de el Requien de Brahms (obra que ésta sí, recomiendo encarecidamente, a riesgo que alguien se me duerma a medio camino) ó si estás en el desempleo la búsqueda de una forma de vivir no deja mucho margen al «cultivo personal»; aunque siempre alguien me puede replicar que se puede gestionar desde la integración y no desde la exclusión, y esto también es certero.

Resulta recomendable cuando encontremos frases de este tipo, que:

– No por atribuidas a personas de un prestigio o mérito, necesariamente deban ser «inteligentes»
– Generalmente son bien intencionadas, aunque resulta peligroso dogmatizar con ellas
– Cuando las llevas al mundo real, suelen hacer aguas en cuanto se chequea con ellas con algunos ejemplos realistas
– Solemos apoyarnos en ellas como muletillas que nos dán el barniz de «persona isntruida y profunda», aunque realmente generan mucha limitación.

Incluso si la frase hubiese incluido, que ya puestos, «un buen polvo diario», también ésto sería muy fácilmente refutable, por fortuna para muchos.

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