Arbol Caido

«El circo está instalado. Sólo faltan algunos detalles que complementarán el espectáculo:luz y sonido; es decir, un gran espectáculo de luz y sonido. El acusado poco importa; para el colectivo perderá el rostro e incluso la figura, sólo quedará la silueta. De esa forma las conciencias quedarán dormidas, como en tantas ocasiones y así la condena y la crucifixión, símbolo del castigo al pecado común, servirá al rescate de nuestra propia culpa»

Así encabeza la entrada de un blog en el que su autor se permite discrepar del griterío de la chusma -mucha muy ilustrada- en el juicio ya ejercido y sentenciado en el caso conocido como el de José Bretón., y que al final de esta reflexión enlazo.

A lo largo de mi vida hay cosas que me producen un profundo rechazo, indignación, mezclada con la tristeza de hacer «leña del árbol caido». Muy probablamente hay mucho de experiencia personal en este sentir que experimento, porque efectivamente, sé lo que es de muchas formas distintas, sentirme convertido en un árbol caido, rodeado de las ordas imbéciles que gritan su propia ignorancia.

Lo curioso del asunto -entre otras cosas- es que toda esta patulea se siente, y se considera así misma «superior moralmente» y van de justicieros por la vida, y lo hacen de formas muy diferentes: ir a la entrada de un juzgado a gritar, conducir un programa de televisión, radio, prensa,  en que se persigue todo lo que «levante sangre», se escriben artículos empatizando con las víctimas del «supuesto culpable»,  frases fácile en redes sociales, se generan corros de tertulia, cafés, rellanos donde con una artificial indignación se le dice al interlocutor lo que éste quiere escuchar.

Y todo esto lo que denota es lo fácil que se nos puede manipular, que aceptamos información sin contrastar. Respondemos a esos estímulos, a eso que se nos muestra ahí para «saltar como muelles», cuando no hay necesidad alguna de hacerlo; aunque eso sí, forma parte de un patrón, en el que esa respuesta inmediata, está acompañada de una respuesta a ella de forma emocional que «nos engancha», nos hacemos adictos a ella. ¿Quienes de los vociferantes, no han generado un sentimiento de superioridad frente a José Bretón?, ¿cómo de bien sienten eso?, ¿renunciarán a ello alguna vez?

Es muy poco probable que se renuncie a ello, básicamente, porque en general tampoco se sabe que ese está haciendo. Esto último no lo hace más disculpable, sino que ayuda a entenderlo. Hace mucho tiempo que aprendí, que cuando tú con la mano señalas a alguien, la forma en la que colocas tu mano, puede que haya cuatro dedos que te señalan a tí primero.

No lo olvides, el próximo árbol caido puedes ser tú, porque siempre habrá hachas afiladas muy dispuestas a entrar acción.

Entrada del blog:

 http://fatimaportugal.blogspot.com.es/2013/05/jose-breton.html

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