Me comentaba Marta su frustración por no entender eso de que «la realidad es algo que nosotros construimos» y que por lo tanto si ella no era capaz de hacerlo con su vida, es que era una «idiota y una incompetente»
Parcialmente este asunto tiene que ver con esa idea de que el «mundo es un lugar subjetivo, en el que nuestro día a día es una proyección de lo que nosotros queremos ver en él»; y claro como cualquier teorización en el momento en que se contrasta con la «realidad», resulta muy poco certero.
Sí que existe un mundo objetivable, que se puede medir, experimentar…¿cómo avanzaría la ciencia si eso no fuese posible?, ¿qué sentido tendría la ciencia que no es otro que conocer el funcionamiento del mundo?; si lo que se estudiase fuese todo subjetivo.
Otra cosa es «nuestra respuesta a esa realidad objetiva» Esa respuesta en forma de «pensar, sentir y hacer» -que están involucradas en cualquiera de nuestras experiencias- es algo que hemos aprendido, y que a base de repetir en nuestra trayectoria vital nos parece que forma parte de esa realidad objetiva. Aprendemos a dar sentido al mundo de una determinada forma, y en eso nos afianzamos y reforzamos.
A un hecho objetivo como puede ser «el estallido de un avión en pleno vuelo», cada uno de los familiares, amigos…reaccionará y responderá de una determinada forma. Puede incluso que nos parezca que tienen cosas similares en sus respuestas, pero incluso dentro de ellas, siempre habrá muchos matices. Hay muchas formas de experimentar cosas tan subjetivas y que son interpretación de la realidad como: tristeza, rabia, impotencia, desolación…, aunque para nosotros creemos que cuando la escuchamos en palabras de otra persona, estamos «comprendiéndola», cuando lo que estamos haciendo es proyectar en ella lo que para nosotros evocan esas etiquetas.
Una cantata de Bach,es un hecho objetivo, unos determinados músicos armonizando unas claves musicales. En sí no conserva ningún «poder mágico o evocador»; es nuestra respuesta individual la que lo está construyendo. Es muy útil separar ambas cosas.
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