Patrones

Nos movemos constantemente en el mundo para satisfacer nuestras necesidades, mantenernos vivos, a salvo. Es nuestro valor primordial: busqueda de seguridad.

En esta búsqueda de seguridad por mera supervivencia vital, desde el origen de nuestros pasos en el mundo, hizo posible el entrenamiento en una habilidad: búsqueda de patrones repetidos. Así, si caminamos por una sabana y escuchamos el crujir de la hierva, podemos aventurar dos hipótesis: que se trate de un depredador o bien del viento. Si optamos por la primera – de ser cierta ésta- hipótesis y salimos corriendo, el resultado es que continuaremos vivos. Si optamos por la siguiente y fuese un depredor, el resultado es muy distinto. Por lo tanto, tomamos una experiencia y la extendemos al resto: generalización.

Como podemos comprobar este «patronear experiencias» nos es muy útil. Ahora bien, también en ocasiones nos puede resultar muy limitante, si damos por buena la primera hipótesis que formulamos, y no contrastamos con la experiencia empírica, real. Si una vez un grupo de personas se rió como consecuencia de un acto mío, puedo extender la misma y hacer identica interpretación, si después otro grupo de personas observo que están mirando y están riendo. He conectado: grupo de personas, miradas, risas sobre mí; cuando posiblemente estén mirando algo ajeno a mí, y esté coincidiendo con una anécdota que estén contando entre ellos.

Que dos o más hechos coincidan en el tiempo, no significa que necesariamente estén conectadas entre ellas, y muchos menos que yo les atribuya una intencionalidad en esa conexión. Por ejemplo: cruzo con un semáforo en rojo una calle, y un coche esquiva mi paso. Yo puedo atribuir a una divinidad la intervención en ese hecho. ¿Cómo eso realmente se ha establecido?, en mi modelo del mundo, eso queda relegado a un modelo mágico de explicación de cómo funciona el mundo; y este modelado puedo extenderlo como patrón a muchas cosas en mi vida, que pueden resultarme a la larga muy limitante.

Las ideas simplistas del mundo nos ofrecen gratificaciones inmediatas, porque nos aportan «saber» y «certidumbre»: seguridad, que nos es muy cómodo a corto plazo; aunque muy poco conocimiento acerca de mi propia forma de ser y estar en el mundo, de mi relación con él.

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