Ciudado con la meta

Me comentaba una persona que decia sentirse «muy enamorada» de otra y que lo estaba viviendo como «nunca antes había experimentado algo así en su vida», y que intuia que era un sentimiento  correspondido; aunque aún no se había explicitado nada.

El «gran temor» de esta persona era que cuando se explicitaran esos sentimientos entre ambos, la relación comenzaría a «oficiliarse» y «toda esa magia» iba a desaparecer.

Son varias las cosas que aquí estaban ocurriendo, aunque entre ellas hoy quiero destacar el asunto de vivir en la fantasía de lo «bonito que sería conseguir X cosa» y por el otro lado el miedo a conseguirlo; con lo que es muy fácil que una vez «conseguido» la frustración emerja.

Para esta persona, la relación comenzaría justo en el momento en que se «manifestaran» los sentimientos, es curioso, que en todo lo que estaba viviendo hasta ese momento, no lo conceptualizaba como relación, no se había «parado a pensar que nombre ponerle».

En ese proceso había algo que era «esa magia» que la estaba viviendo como algo ajeno a su propia forma de relacionarse con la cosa. Es como el «virus de la gripe que tu cuerpo se instala», y no identificaba las cosas que estaba «haciendo» y que favorecían el surgimiento de todo ese tipo de emociones tan placenteras.

Al no mantener una comprensión de un proceso que  estaba haciendo, que  estaba construyendo…mantenía el miedo de «perderlo»; como si ese «virus» tuviese vida propia y decidiese abandonar a su suerte al afortunado/a.

Así la meta a alcanzar que sería la de «verificar que los sentimientos son correspondidos» se estaba convirtiendo a la vez en el «certificado de una gran decepción»

Se trata de vivir en la realidad, o de vivir de espaldas a ella sin coprender el cómo nosotros la estamos construyendo, qué cosas hacemos que favorecen el hacerla posible. Como un proceso, el consensuar y manifestar sentimientos es sólo un paso más en una relación que no comienza ahí, sino que ya tiene su trayectoria.

Por muy atrayente que pueda parecernos el espejismo de nuestra fantasía, siempre resultará más recomendable el relacionarnos con la realidad, porque en ella siempre vamos a poder disfrutar de cosas que además tienen la particularidad de ser reales, no como metas en sí, sino como medios para otros fines.

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