Un familiar que ahora vive sus 82 años y muy cercano a mí, suele relatar cual es el recuerdo que ahora él mantiene de su niñez y primera juventud, en el entorno que le tocó vivir. Si hay algo que destaco en sus características personales, es el ejercicio de adaptación que ha hecho en todos estos años a los entornos que ha ido conociendo en su experiencia del mundo.
Las personas históricamente hemos vivido en entornos muy estables, donde el constante cambio se producía entre generaciones de una forma mucho más lenta, de la que en estos últimos años se ha dado. Las personas desempeñaban un determinado trabajo y de una determinada forma y así terminaban sus días, los cambios de residencia eran menos habituales, la posibilidad de viajar, de comunicación era mucho menor que hoy.
Aun así una de las razones por las que el ser humano ha sobrevivido es su capacidad de adaptación al entorno, porque nacemos con muy poco aprendizaje heredado -en contraposición a los animales-, por lo que durante unos años hemos de «aprender a adaptarnos al entorno en el que vivimos»
Hay personas que realizan el aprendizaje de adaptarse al entorno, y en un momento dado lo estabilizan y así continuan, dejando de seguirle la pista al entorno y su evolución, y defiende el estatus conseguido en ese entorno. Otras en cambio -de forma natural- han aprendido a continuamente hacer una verificación del entorno, y adaptarse a él.
Si sigues los medios de comunicación u observas a tu alrededor, podrás verificar la cantidad de personas que van «contra corriente», intentando mantener su posición y estrategia conseguidas para mantenerse donde están, obviando que el entorno ya no necesita de lo que ellos entregan: puestos de trabajo subvencionados porque ya no son productivos, mantener posiciones ideológicas, religiosas donde ya no encuentran resonancia, búsqueda de empleos que la sociedad ya no demanda…
Algunas personas llaman a esto «pereza mental», y aunque existe algo de ello, básicamente se trata de una falta de habilidades para seguir la pista al entorno, y si nunca lo has aprendido, de forma mágica no va a surgir; aunque siempre se puede buscar la forma de adquirir ese cocimiento, y es aquí donde el trabajo de Coach, Terapeuta y Formador que mantengo puede contribuir.
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