Hay una tendencia generalizada a creer que si algo es bueno, más de eso bueno, será mejor, y no es así. Hemos de atender a ese algo a lo que estoy atendiendo, no como algo aislado con lo que me estoy relacionando, sino que ese algo tiene conexión con otras cosas a las que también estará influyendo. Por lo tanto hay que atender al todo.
Por ejemplo, el líquido más esencial para nuestra supervivencia es el agua. Pues bien, una señora que había estrechado su atención a ingerir constantemente agua, llegó a causarse un colapso en su propio organismo y su posterior muerte. El ejercicio físico es recomendable, ¿ cuantas personas podemos ver practicando footing con vendajes en las rodillas porque hay una práctica excesiva del mismo? Leer es una actividad muy recomendable ya no sólo por la faceta cultural que estás alimentando, sino también un ejercicio para nuestro cerebro, aunque practicado en exceso puede llevarnos a una desconexión del mundo exterior.
Sea cual sea la cosa que entendemos que nos está aportando un beneficio, hemos de contemplarla desde el limite a la misma. Es decir, qué baremo utilizaré para asegurarme un límite óptimo para ella, y el contenido del baremo lo va a dictar el entorno en el que está inscrita.
Por ejemplo, si decido aprender inglés en una academia, es algo que me puede traer beneficios y por lo tanto adquiero el compromiso de pasarme cuatro horas todas las mañanas en la academia, pensando que mucho de ello es mejor. Bien, ¿qué cosas me dejo sin atender?, ¿qué consecuencias pueden derivarse de esas cosas que me dejo sin atender?, ¿está la cosa equilibrada?, ¿cómo garantizarme cual es la involucración óptica al estudio del inglés en equilibrio con el resto de actividades en mi vida como un todo?
Todo esto requiere de una habilidad, que podemos aprender, y es la de “ planificar”. Una comida que estoy disfrutando, saboreando con mucha intensidad, llega un punto en el que la “cantidad” pasa a tomar el relevo de todo y ya se desvirtúa; sobre todo si no he tenido en cuenta que quizás tras la misma habré de continuar con la actividad diaria, y ella puede que incluya el volver al trabajo.
Hay personas que a esta “planificación” han dedicado a lo largo de su vida, mucho entrenamiento y antes de tomar una decisión están sintiendo, viendo como encaja eso en un todo en su vida. Hay otras en las que quizás para algunas cosas sí, aunque para otras no apliquen esta conducta: ¿cómo sé que eso encaja en mi vida?, ¿qué beneficios espero obtener de ello?, ¿qué cantidad será la necesaria?, ¿cómo sabré que he cubierto lo necesario?, ¿qué voy hacer para mantener la cosa en el tiempo?…Son cuestiones muy útiles de responder.
Manuel León López
Coach, Terapeuta y Formador
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